Trabajar ocho horas seguidas con un ordenador es un rollo. Ya sé que me diréis que vuestras ocho horas de trabajo con cosas que nada tienen que ver con ordenadores también lo son. Y no lo niego. Pero es un hecho confirmado, trabajar ocho horas seguidas con un ordenador es un rollo, y a la sexta hora comienza ese místico momento en el que los ceros parecen oes, las íes parecen palillos, las arrobas parecen calaveras, el mundo parece una mierda, te pican los párpados, te duele el culo aplanado, y parpadean pixels que juntos forman una sillueta de rinoceronte con colores fosforescentes que se ríe de ti mientras se quita un sombrero de copa.
Es un momento en el que ya no te apetece hacer nada, has ido al baño treinta y cuatro veces, cada viaje ha durado un minuto cuando pensabas que en realidad habías pasado diez mirando la taza del váter en completo silencio, con cejas hundidas y aspecto lastimero, ya no te importa lo que le pueda suceder a tu puesto de trabajo o a la empresa, y tan sólo quieres comer, dormir y morir para siempre.
Afortunadamente, hoy ha sido uno de esos días en los que me he tenido que enviar bastante información con uno de mis compis de curro por e-mail, usando para ello esos convenientes y útiles archivos comprimidos, mediante los cuales puedes introducir cientos de archivos pequeñitos en uno grande y enviarlo de una sola vez. Son geniales, no es así? Luego la persona que lo recibe lo descomprime por error en el escritorio de Windows et voilà! Toda la pantalla llena de iconos y llamadas de «ay oye, que no sé que he hecho que se me ha llenado el ordenador de zips, quítamelos y déjamelo como antes, que tenía accesos directos a internet».
Conocemos el zip y el rar pero, ¿sois conscientes de la cuasi-infinita cantidad de formatos de compresión que hay disponibles y nadie usa? Zip, bh, bza, cab, jar, lha, tar, rar! Parece el telegrama de un ogro, no? Dadles una oportunidad la próxima vez, no marginéis a los formatos de compresión. Si vais a pasarle a alguien un disco en mp3, hacedlo por lo menos en formato bza, que se note que sois hombres y mujeres individuales y de hoy! Y hey, tal vez tengáis también un curro extremadamente aburrido como yo, y lo más apasionante de vuestra jornada sea intercambiar archivos comprimidos con nombre gracioso con vuestro compañero.
DAVID dijo, el 18 de abril de 2010 a las 2:56 pm...
Eres el puto amo Miguel, yo voy a empezar a usar los punto.jar, te da cueennn xDDDD
Por cierto, algún día tienes que hablar de la gran película de los 80, La leyenda de Billie Jean jajaja
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micki dijo, el 18 de abril de 2010 a las 3:41 pm...
hey, los archivos punto JAR convierten el proceso de comprimir archivos en una fiesta distinta cada vez! hacen tu vida más alegre, en estos días grisáceos de la primavera que no acaba de manifestarse en todo tu esplendor. torpedo.
la leyenda de billie jean…. sospecho que no la he visto, sólo me suena de que la banda sonora (o una de las canciones) es de Pat Benatar, y en el disco pone «theme from the motion picture The Legend of Billie Jean» o algo así 🙂
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DAVID dijo, el 18 de abril de 2010 a las 5:51 pm...
Pozí, amo esa canción de Pat Benatar, Invincible, y que decir de la protagonista, ese mito sexual de los 80, Helen Slater Supergirl, que aparece además con su hermano Christián. Yo la tengo original, te la recomiendo de verdad =)
He puesto en el blog de radio un anuncio de Silicio jejje ya era hora xD
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micki dijo, el 19 de abril de 2010 a las 10:30 am...
eso, Invincible, que sale en el disco Seven the Hard Way… quieres creer que no recuerdo haber visto Supergirl? tal vez sea incluso demasiado mainstream para mi 🙂
tomo nota e intentaré ver la de Billie Jean en un futuro próximo, que además parece que va de una chica rebelde que hace no sé qué leches y se va de casa y se mete en líos raros, no? lo malo es que últimamente tengo un exceso de VHSs mugrientos que debo ver y analizar al milímetro, y muy poco tiempo para hacer todo eso, si mientras pretendo conservar aunque sea un pequeño porcentaje de vida social.
gracias por el link/anuncio! ayudará a que la redacción de Silicio en la Sala se conviertan pronto en ídolos de adolescentes y salgamos en los posters de la revista Bravo.
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