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Si vuestra infancia fue ligeramente similar a la mía, dos pisos más arriba de vuestra casa solía vivir un anciano loco que lanzaba sillas plegables de madera por la ventana, las cuales aterrizaban sorpresivamente en vuestra pequeña galería en la que normalmente había un tendedero con ropa interior secándose y algunas botellas vacías que nadie sabía para qué guardaba vuestro padre. Es cierto, eso sería si vuestra infancia hubiera sido exactamente igual a la mía. Si vuestra infancia fue ligeramente similar a la mía, seguramente tendríais un ritual diario, ocurriendo cada tarde durante el trayecto que separaba el colegio de vuestra casa, y consistente en realizar una parada en alguna papelería para comprar dos o tres mierdas de comer y algún sobre de cromos.
Las mierdas en cuestión podrían abarcar un extenso rango que iría desde chicles de marcas y sabores que ya no existen hasta bolsas de pajitas de patata cuyo nombre oficial ya no es Pajitas porque ahora en el siglo XXI suena mal y parece que incita a que los niños se masturben como gorilas en la niebla. Los cromos, en cambio, pertenecerían estrictamente a la colección que estuvierais haciendo en esa época de vuestras vidas, y el número de sobres no sería mayor que tres o cuatro porque, no sé vosotros, pero cuando yo era pequeño no solía disponer de 100.000 pesetas al día para comprar una caja entera de sobres de cromos y sobornar al dueño de la papelería para que su mujer me sacara brillo a los testículos con un cepillo suave.
Total, tampoco tenía mucho sentido comprar un montón de sobres de golpe y se trataba más bien de un acto de inercia ya que, si la colección en cuestión estaba relativamente avanzada, la probabilidad de que apareciera en ellos algún cromo que todavía nos faltara era remota cual hallazgo de un trébol de 4 hojas dentro de una bolsa de almendras. Hoy, en cambio, el Escalón Imaginario vuelve ya no del colegio, sino en este caso de una aburrida mañana aporreando un teclado e intentando aparentar que lo que escribe merece ser remunerado, con quince sobres de cromos muy antiguos. QUINCE. Y como es muy posible que, aunque termine en cinco, no se os ocurra ninguna rima chorras para hacer con ese número, lo escribiré de nuevo. Quince.
Los místicos acontecimientos que han traído semejante cargamento de cromos arcaicos hasta mis manos se bifurcan en dos antagónicas posibilidades. La primera, que durante uno de mis extravíos por la ciudad gracias a mi ya conocido sentido de la orientación nulo, desemboqué en una oscura y solitaria calle, en la que el único establecimiento abierto era una antigua papelería con la fachada descolorida por el paso de cientos de años. Dentro de ella, un enigmático anciano con lacios cabellos grisáceos me comunicó con tranquilidad que le quedaban tres horas de vida, y podía llevarme lo que quisiera de su tienda, ya que ésta desaparecería para siempre. Elegí los cromos, y lo siguiente que recuerdo es aparecer tirado en el parque con tan sólo unos leotardos como única ropa. La otra posibilidad es que localizara estos cromos durante una maldita noche de insomnio mientras buscaba tontadas aleatorias en eBay. La decisión de cuál de las dos explicaciones os parece más creíble e interesante es totalmente vuestra, pero espero sinceramente que escojáis la primera, puesto que la segunda es un poco triste.
Soy absolutamente incapaz, ya que no creo recordar haberlos tenido, de datar estos cromos y ubicarlos en algún momento concreto del tiempo. El hecho de que no incluyan ningún copyright no ayuda en exceso. Y el hecho de que hayan existido setecientas colecciones de cromos llamadas «Súper Monstruos» tampoco. Y, finalmente, el hecho de que en el sobre, en un fabuloso color amarillo orina de abuela con amigdalitis combinado con un negro noche profundo, aparezca una especie de representación ligeramente grotesca de Batman, no sólo no ayuda sino que además desconcierta. He visto representaciones más fidedignas en los cuadernos de matemáticas de niños ciegos que pintan con la boca pero, por otra parte, siento ganas de ponerme de pie, asomarme a la ventana, y reivindicar a gritos la filosofía «do it yourself» y la autosuficiencia amateur, hasta que el primer vecino que se indigne llame a la policía.
Gracias a la película de Tim Burton, Batman solía estar tan de moda en 1989 que en cualquier puesto del mercadillo playero podías encontrar dos mil piezas de merchandising pirata, desde camisetas hasta pegatinas, pasando por pins, mecheros e incluso relojes digitales que se transformaban en robot y la única relación que tenían con Batman era las letras be y a. Perdón, la letra a no, sólamente la be. Ahora decid esa frase seis veces en voz alta y pensando en Satán. Habéis visto que llamarada? Tal vez sólo la vea yo. De todas formas, me resisto a creer que semejante farsa de cromos fuera diseñada y fabricada en 1989, por no hablar de su totalmente asequible precio de cinco pesetas así que, hasta que alguien aparezca de la nada y me comunique que estoy infinitamente equivocado, daré por hecho que esta colección va mucho más atrás, yo diría que hasta alrededor de 1983 o 1984. Por aquel entonces, los sobres de cromos aún costaban 5 pesetas, y los niños no eran tan exigentes y todavía se conformaban con cosas redondas de cartón no autoadhesivas. Qué coño, por aquel entonces todavía había niños que jugaban con palos, piedras y pedazos de tela sucios, y eran capaces de imaginar que habían construido un robot xenófobo asesino con rayos láser en un ojo y rayos UVA en el otro.
A propósito de cosas redondas de cartón, no fui muy consciente del impacto social que tuvieron los tazos, aquellas otras cosas redondas de cartón que saltaron a la fama a principios de los años 90, porque en el momento del mencionado auge yo ya tenía edad de emborracharme y tratar de que mis erecciones tuvieran alguna utilidad en esta vida ingrata, pero creo que podemos dar por hecho que estos Súper-Monstruos preceden en un buen número de años a los tazos, convirtiéndose en sus antepasados directos pero jamás reconocidos. Creo que de repente noto un especial vínculo de unión con estos cromos, porque a veces siento que yo también he sido un precursor no reconocido, como de los pantalones de campana fuera de temporada. El vínculo de unión desaparece cual cordón umbilical recién cortadico cada vez que vuelvo a observar al Batman que aparece en el sobre. No consigo comprender qué pinta aquí, ni cuál es el motivo por el que, de todos los verdaderos monstruos existentes y susceptibles de ilustrar alegremente este envoltorio, sea precisamente un Batman con cara de oriental y pómulos remarcados el que monopolice todo el sobre. Batman ni siquiera era un monstruo. ¿O quizá el título de la colección, por eso de SÚPER, se refiera a que está formada por versiones monstruizadas de los superhéroes clásicos? Nah, no se trata de eso, ni creo que exista ninguna excusa en el mundo que justifique la existencia de este Batman. Y, aún así, creo que sería capaz de enamorarme de una mujer que lo llevara tatuado en el tobillo. Qué extraña dualidad.
Los sobres están cerrados con dos grapas, lo cual añade más veracidad a mi teoría de que estos cromos son más viejos que la primera diarrea de Dios, sobre todo si tenemos en cuenta que las grapas están situadas de forma aleatoria en cada sobre, claro indicio de que fueron colocadas a mano por un ser humano. La próxima vez que despotriquéis sobre vuestro trabajo, argumentando que tenéis que madrugar demasiado, vuestra compañera de mesa estornuda de forma estúpida o el hilo musical os obliga a escuchar quince canciones de Maná cada día, pensad que podría ser peor. Pensad por un momento que vuestro curro podría consistir en grapar sobres de cromos durante diez horas en 1984, dentro de un almacén con mosquitos trompeteros, sentados en una silla de madera, escuchando emisoras de onda media en una vieja radio con mala recepción, y viendo pasar vuestra vida con cada click-clack de la grapadora. Click-clack. Otro sobre. Click-clack. Otro sobre. Click-clack. Click-clack. Click-clack. Odio a este maldito Batman amarillo. Click-clack. Click-clack. Un café. Click-clack. Si este último párrafo ha conseguido reconfortar vuestras vidas y haceros pensar en lo cierta que es aquella frase de «don’t know what you’ve got until it’s gone», mi día también habrá valido la pena y además podéis colaborar enviando dos euros a mi cuenta de Paypal.
De vez en cuando, alguna de las grapas ha alcanzado uno de los cromos, y puedo imaginar la desazón de los pobres críos que tuvieran la mala fortuna de, encima de ser los cromos un poco caca, tenerlos agujereados de por vida. También puedo suponer que semejante error provocaría el asesinato y posterior descuartizamiento de la persona encargada de grapar sobres en ese momento, pasando su cuerpo a formar parte de los contenidos de una tétrica nevera en el fondo de ese oscuro almacén lleno de mosquitos trompeteros. Tras abrir todos los sobres me aparecieron cinco cromos agujereados, lo cual significa que cinco personas murieron para que hoy estemos todos aquí regocijándonos con una colección de mierda que existió hace muchos años. Me hace sentir un poco culpable pero hey, hay que ser más meticuloso en el trabajo.
Cada sobre contiene tres miserables cromos de, teniendo en cuenta la numeración de los mismos, un total de al menos 54, convirtiendo esta colección en algo jodidamente imposible de completar, a menos que la persona que los comprara fuera ligeramente obsesiva, perseverante y con la capacidad de mantener el interés por algo durante más de cuatro meses. Puedo imaginar altas pilas de Súper-Monstruos repetidos en una esquina de la mesa de muchos niños frustrados con jersey de rombos. Cada cromo representa, con mayor o menor fortuna, alegría y terror, la cara de un monstruo. ¿No me digas, Sherlock? Dejando a un lado esta obviedad, ya hemos hablado en otras ocasiones de cromos de monstruos y, si entonces comentábamos que muchos de los cromos parecían inventados a la fuerza durante una noche y la premisa «a ver si mañana por la tarde puedo tener ya los 250 cromos dibujados, se los entrego al editor y me olvido ya de esta mierda que me está saturando la vida», en el caso de Súper-Monstruos este hecho se hace infinitamente patente. Algunos monstruos son majicos, otros son bastante prescindibles, y finalmente hay una plétora de saurios y seres que no se sabe si son monstruos o fueron dibujados durante, efectivamente, esa noche apresurada de la que hablábamos antes.
De todas formas, ¡allá va lo que dieron de sí los contenidos de doce sobres de Súper-Monstruos!
La verdad es que así colocados casi hasta emana de ellos un colorido muy primaveral, y me gustaría tener suficientes como para empapelar el techo de la cocina y que me saludaran cada mañana como si se tratara de una constelación terrorífica dibujada a toda prisa. Ignoro si existió un álbum en el que poder pegar estos cromos y, aparte, poder averiguar su nombre y una breve historia de cada uno, totalmente imprescindible en cualquier colección seria de monstruos que se precie pero, por el momento, tendré que referirme a ellos mediante su número, en caso de que no esté semiborrado por obra del paso del tiempo o de que la imprenta era un puto asco.
Al poco rato de abrir sobres, me había juntado con setecientas copias del número 28 y del dinosaurio que tiene justo encima, número 47 si no me equivoco, de lo cual podemos sacar la conclusión de que eran los dos cromos más comunes de toda la colección. Y también, oh casualidad, los más jodidamente mierderos. De hecho, quería que en esa especie de collage sólo apareciera un ejemplar de cada cromo, pero como soy un 54% más lerdo en primavera no he sido capaz y el dinosaurio nº 47 se me ha colado un par de veces. También se me ha colado el 18, pero creo que tiene más justificación al tratarse de un pobre hombre con el ojo hecho fritanga y algo muy parecido a su propio pelo dentro de la boca.
Tenemos al nº 41, una especie de perro azul sin ningún tipo de relevancia ni siquiera en 1984, y por supuesto mucho menos en 2011, y justo debajo una mosca que come alfalfa sangrante. Wow, no sabía que las plantas tuvieran sangre. Creo que los veganos deberán revisar sus estatutos.
Comenzar la colección con ese nº 1 es similar a entrar en un bar y nada más acercarte a la barra ver a un tío con vómito en la camiseta que te sonríe: sabes que la cosa no va a terminar bien. Sobre todo si lo emparejas con el nº 23, al cual no consigo identificar con nada que le haga merecedor de aparecer en una colección de monstruos, a no ser que tener un tic en el ojo sea sinónimo de ser un monstruo. Confío en que se tratara de un cromo doble y que el álbum explicara que es «¡Sir Cagnamon, solitario granjero que en las noches de luna llena se transforma en el sangriento hombre lobo!», el cual casualmente es el siguiente cromo, el 24. Al menos el cielo del fondo tiene el mismo color.
Mis favoritos son el 4, el 17 y el 34. El 4 me recuerda a un día, hace unos cuantos meses ya, en el que apareció en mitad de mi mejilla un grano de dimensiones tan catastróficas que me daba la impresión de tener exactamente el aspecto del tío del cromo. Cada vez que hablaba con alguien, daba por hecho que mi interlocutor me veía literalmente así, con esos ojos, ese pelo y esa boquita lateral de piñón. Fue una época complicada en mi vida hasta que tal grano desapareció de mi faz y, cada vez que alguien me dirigía la palabra, yo solía emitir varios gruñidos para después salir corriendo. Creo que todavía se comenta entre los pasillos de la oficina pero yo trato de pretender que aquello jamás ocurrió. El 17 me resulta muy entrañable y deseo fervientemente que tenga éxito en su misión espacial, aunque dicha misión incluya invadir la Tierra e introducirnos a todos los terrícolas una botella de anís por el ano a modo de sometimiento. Me resulta tan entrañable que lo he colocado en mi cartera junto a las fotos de mis hijos, aunque para ello haya tenido que superponerla a la foto de mi hijo el pequeño, ¿cómo se llamaba? Finalmente, el 34, justo debajo de Yola Berrocal, podría haber sido perfectamente portada de algún grupo jevi llamado Dark Star o algo así. Espera, de hecho casi lo fue.
Cinco párrafos más atrás os decía que estos habían sido los contenidos de mis doce sobres de Súper-Monstruos. No os habéis dado cuenta, ¿verdad? No pasa nada, volved atrás y comprobadlo, está justo antes de la penúltima foto. ¿Ya? En cambio, en el segundo párrafo os dije que tenía quince sobres, ¿lo recordáis? Sí hombre, quince, el número que no rimaba con nada gracioso. ¿Doce o quince? ¿En qué quedamos? Oh sí, atención a la última sorpresa de hoy!
El primer concurso del Escalón Imaginario! Con premios casi seguros! Soy consciente de que esta web no se caracteriza precisamente por ostentar el mayor éxito de participación por parte de los lectores y lectoras pero oh, vamos, haced un esfuerzo esta vez. Por favor, please, s’il vous plaît, merci, obrigado, thanks. Podéis enviarme un apartado de correos si teméis que pueda ser un psicópata y aparezca en vuestra casa disfrazado de cebolla para violaros. O la dirección de algún amigo vuestro que no os importe que viole disfrazado de cebolla. Todo son facilidades. Pongamos nombre a estos pobres cromos!
Josele dijo, el 3 de mayo de 2011 a las 11:44 pm...
Cromo 26. TOM AMENDRACHELL Esta insuda y maravillosa criatura nació en Valencia en el siglo IXX como fruto de una fastuosa orgía romana que tuvo lugar entre Regan McNeill (The Exorcist), Chewbacca (Star Wars), Grizzlor y Fozzie el Oso (The Muppet Show). La piel de su prepucio es un manjar exquisito que es tendencia en los más prestigiosos restaurantes de cocina moderna. Actualmente reside en una cueva en las Rias Baixas. Se dice que al frotar su suave pelo prolongadamente contra tu cara provoca la aparición de granos y pústulas infectadas, asi como que su bilis cura problemas como las piedras riñoneras o fimosis.
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micki responde el 4/5/2011 a las 12:38 pm
un participante, wow, yeah! cromo 26… anda, habría jurado que ponía 24. es el último de la cuarta fila, justo encima de Yola Berrocal, no? pues puede que tengas razón y sea el 26, dando al traste con mi teoría de que, al ser correlativo con el 23, representaba al mismo tío del 23 convertido en hombre lobo.
con «insuda criatura» te refieres a que carece de glándulas sudoríparas y es incapaz de sudar? sus compañeros de autobús se lo agradecerán.
mil gracias por participar y que la gloria divina entone una oda en tu honor!
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Josele responde el 4/5/2011 a las 5:43 pm
Tienes razón, me dejé llevar por la extasiante fantasía lovecraftiana, me refería al cromo 24 (vinticuatro)
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Starman82 dijo, el 4 de mayo de 2011 a las 11:25 pm...
Hey, yo también quiero participar, en cuanto tenga un ratito libre te describo uno de los cromos !
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micki responde el 7/5/2011 a las 6:19 pm
lo espero como agua de mayo!
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yvanne dijo, el 6 de mayo de 2011 a las 12:03 am...
CROMO Nº 30:CRIZAPOLO CLOROPLASTO.Tras un experimento cientifico fallido llevado a cabo en 1987 en la antigua URSS nacio este abominable ser en la noche la conjuncion de los astros k9wolf 22 al juntar en una probeta de 30 m de diametro al cadaver de un boxeador de color (negro) americano con Glamis un ser que se autodevora. es un ser coprofago y hematofago fue adoptado por el matrimonio homosexual formado por carme y Ricard en 1990.actualmente esta en paro y solo mata los miercoles noche por el barrio de canillejas en madrid.
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yvanne dijo, el 6 de mayo de 2011 a las 12:14 am...
CROMO Nº 23FRANKENWÖRNER:Tras abandonar SIX POINT SIX, Frankenwörner intento meterse en varios grupos de metal aleman siendo rechazado por todos ellos…tras años de rencor y planificacion de su venganza creo en su casa de Waden waden una serie de clones a su servicio de gente de helloween,gamma ray y blind guardian.poco a poco fue sustituyendo a estos idolos del metal por sus clones haciendo caer las carreras de estos grupos al nivel del betun.
frankenwörner se comio vivos a los verdaderos musicos.actualmente trabaja de extra en alerta cobra.
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micki responde el 7/5/2011 a las 6:27 pm
eso me recuerda a una película que vi el otro día, llamada Mundo Futuro o algo así, en la que los propietarios de una especie de parque temático futurista invitaban a presidentes y peces gordos y los sustituían por clones idénticos para dominar el mundo 🙂
o sea, que insinúas que Frankenwörner fue directamente responsable de la creación del odiado Chameleon de Helloween? debo ser la única persona del planeta a la que le gusta ese disco.
muy observador con Six Point Six, siempre me pregunté qué habría sido de Frank Wörner, ese maestro de la guitarra y del bigotito 😉
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Starman82 dijo, el 10 de mayo de 2011 a las 11:43 pm...
CROMO Nº19: OFICINISTA LOBOTOMIZADO DEL PLANETA CLERKS-23: El planeta Clerks-23, oficialmente conocido como uno de los más aburridos de la Galaxia, no ofrece ningún tipo de diversión a sus habitantes. Todo lo que se hace es trabajar sin parar. Las jornadas en las oficinas se hacen interminables, de modo que las autoridades del planeta se ven obligados a lobotomizar a sus trabajadores para evitar que se encaminen hacia la locura, de modo que todos sus semblantes terminan pareciéndose al que nos muestra la imagen. Este cromo también nos muestra el posible y oscuro futuro de Micki, por lo que deduzco de sus crónicas laborales…:)
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micki responde el 12/5/2011 a las 9:51 am
caramba, ese no es realmente mi oscuro futuro, sino mi oscuro presente! paso tanto tiempo en el planeta Clerks-23, o en los aerobuses pestilentes que hacen de pasarela espacial con la Tierra, que mi semblante es bastante similar al del Oficinista Lobotimizado. aunque me faltan las melenillas, los labios de Yola Berrocal y, por supuesto, la lobotomía. aunque el café de la máquina me parece que equivale a lobotomías pequeñitas que van formando una grande.
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Starman82 dijo, el 11 de mayo de 2011 a las 12:05 am...
CROMO Nº47: ETERNO DOLORIDO: Este extraterrestre con aspecto de saurio presenta una incómoda característica: toda su epidermis es muy abundante y cuelga en exceso, parte de ella incluso hasta el suelo, de modo que al caminar siempre termina pisándose alguna zona de su piel, así como el escroto, testículos inclusive. En esta imagen podemos apreciar el histérico alarido que profiere este desgraciado ser al chafar sus propias «balls». Se estudia la posibilidad de un exterminio masivo de esta raza a escala planetaria, a modo de eutanasia, ya que es poco ético e inconvenientemente morboso que se permita la existencia de un ser que viene al mundo únicamente a sufrir.
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micki responde el 12/5/2011 a las 9:56 am
pobrecico, debe tener los güebos como cucharillas de comer helado.
se conoce si la circuncisión forma parte de los ritos habituales en el planeta de los Eternos Doloridos? en caso afirmativo, el proceso debe ser similar a fabricar a mano una tienda de campaña. tiene que ser complicado ser un Eterno Dolorido judío.
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Antoñete dijo, el 31 de mayo de 2011 a las 4:33 am...
Cromo nº 18. Pumucki Jon`squi. Todo comenzó una tarde de junio haya por el año 2002, con mi carnet de socorrista recién sacado, me desplazaba con mi burra por toda la ciudad con el fin de encontrar un curro, el cual me permitiese comprarme un par de frascos de extractos de babas de caracoles (habéis visto las manos que tienen los recolectores de caracoles?? guauuuuu.) Voy paya voy paca y pollas. Un día, de vuelta a casa, Sloth, mi profesor de ingles, me comentó como buenamente pudo que necesitaban un socorrista en una piscina a las afueras. COJONUDO SLOTH (más majo que el copón). Total, consigo el puesto. 8 horas al día bajo el puto sol junto a una chapa situada en el suelo que tapaba un pozo, en el cual iban a parar los bocadillos, cochitos de vieja, unas patatuelas,…..previamente digeridos por los bañistas, utilitarios del slips con rache. Estaba terminando ese verano, cuando mi afán por descubrir experiencias nuevas en la piscina, me llevo a levantar la tapa para ver, que coño ver, quería comprobar si tirando una piedra sobre la masa, esta se hundiría. Tras levantarla y recibir una bofetada de aire contaminado, mi cuerpo se desvaneció, desayune poco ese día me imagino, con la mala fortuna de caerme de espaldas hacia una cesta de agujas que me solía llevar por si se descosía algún sostén. Como un relámpago, Pumucki Jon`squi salió de su suite y me lanzo una almohadilla de las hamacas. Cai de puta madre llegando a echar un poco de líquido preseminal. Mis ojos y creo que los suyos, se fundieron en comunión. Tras tomar unos cherry coke, me comentó que ya estaba harto de respirar a través de una pajita de zumo de Don Simón y de alimentarse únicamente a base de las fundas de los chochitos de vieja que encontraba zambulléndose en la masa (me imagino que la gente los cagaría enteros y el pobre era lo único solido que tenía para echarse a la boca). No lo podía torear, me había salvado la vida, recordáis, debía de ayudarlo. Pues claro que lo saque.
Ha llovido mucho desde entonces, hoy día la relación esta en to su pompa. Tras comentarle el caso a Sloth, este me comentó como buenamente pudo, que necesitaban a un buen mozo para una empresa de lavandería de toallas. Visto los resultados de aquellos frascos que adquirí, me he convertido en un prestigioso masajista, y sabéis quien me recoge y me deja las toallas igual o peor de que se las llevo?? Mi amigo, por siempre, Pumucki Jon`squi.
Lo dicho gente, a levantar tapas.
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micki responde el 2/6/2011 a las 10:40 am
qué es un chochito de vieja? quiero decir, te refieres a lo que tiene Deborah Harry entre las ingles o es algo que va más allá de lo puramente literal?
tu historia-anécdota me ha conmovido, hasta el punto de no saber a ciencia cierta si está basada en hechos reales. si es una fantasía perteneciente a una realidad alternativa, si Pumucki Jon era un simple bañista, o si era un habitante autóctono de las piscinas, nacido a raíz de la fusión de pan de rana con cloro y tiritas despegadas del pie de niños repugnantes.
los tres sobres de cromos disponibles en el concurso ya encontraron ganadores hace unos días, pero dado lo elaborado de tu historia creo que tendré que pensar en algún tipo de accésit! 🙂
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Antoñete responde el 2/6/2011 a las 11:51 am
Hola chicos, me veo en la obligación de aclarar algunos puntos de mi comentario debido a que prestan a confusión. En la zona de en que resido y me parieron, al altramuz lo llaman chochito de vieja. Los paquetitos de estos, al igual que los de las patatuelas y demás los vendian en el chiringo de la propia piscina.
Respecto a tu pregunta de que si esta basada en hechos reales, lamento comunicaros que simplemente me deje llevar por la emoción del concurso. Quise darle forma, continuidad y sentido basandome en un trabajo que tuve como socorrista. No me desvie mucho de la realidad ya que la tapa que comento anteriormente, la cual tapaba una gran plasta de mierda existia y existe aún. Afortunado de mi, el dia en que tuvieron que abrirla para vaciar el contenido, me pillo próximo a esta llegando su perfume embriagador hasta mis fosas claro esta. Cuando por casualidad tuve la suerte de descubrir el escalón imaginario, y vi que pedias nombre y comentarios acerca de los mosntruos que exponias, pense que un ser tan cacoide como pumuqui jon´squi habria brotado a raiz de una cepa de cultivo de mierda y que mejor sitio que el que os he comentado. Una cosa me llevo a la otra.
Espero que os haya gustado.
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