Los visitantes asiduos de esta web recordaréis que, hace unos cuantos días, tuve la idea, increíblemente ventajosa para mi existencia y la del mundo en general, de tratar de hacer crecer algo de pelo en una de esas cabezas marrones de trapo conocidas como Grass Head. Si un infortunio provocó que os perdierais la primera parte de esta interesante y con desenlace todavía desconocido saga, podéis leerla aquí y lanzar a la basura cinco minutos más de vuestro día. Hey, no pasa nada, los días de frío en los que el cielo está blanco y deprimente como un coco por dentro creo que está espiritualmente permitido tomarse la licencia de no hacer nada productivo en toda la mañana.

Podría decir que mi decisión de cultivar un Grass Head de éstos estuvo fundada en una apuesta personal, un instinto de superación o una incipiente necesidad de dar cobijo, amor y comprensión a un ser vivo, que culminaría con la adopción por mi parte de un niño chino desamparado que respondiera al nombre de Lin.

En realidad, sólo quería ver aparecer pelajos verdes en una pelota marrón con ojos, para así tener una imagen pseudo-humanoide a quien poder insultar al llegar a casa sin miedo a que me replique, o a quien culpar de que mi portero me retiene cada día cinco minutos en el portal contándome la misma mandanga acerca de que, y cito textualmente, «con una buena limpieza, el orden brilla de manera más esplendorosa». ¿Qué insinúa? Me ducho todos los días.

Pero ese no es un tema para tratar hoy. El protagonista de este último día de enero del año XII es Grass Head, el cual comienza a tener el mismo pelo que Francisco Franco en sus últimos días. ¡Muy pronto, más novedades acerca de la evolución de Grass Head!