Markus dijo, el 29 de abril de 2012 a las 8:34 pm...
jajaja joder, me pasó algo parecido hace poco, con la diferencia de que el mendigo en cuestión me pidió directamente pan y con el agravante de que al partir por la mitad la barra se me calló al suelo y bueno, el momento en el que el cogía el pan del suelo… en fin fue un mal rollo. Yo con una bolsa llena de comida y ese hombre con media barra de pan mal arrancada y recién restregada por el suelo.
joder, pues sí, es una anécdota bastante deprimente, pensaba que la mía había sido un caso aislado en la historia de hacer la compra.
la verdad es que, mirándolo en perspectiva, fue bastante insultante darle al pobre hombre medio pan sin sal que no sabía a nada. fue como darle un batido de soja, un yogur natural desnatado y no azucarado, un vaso de agua del grifo, y decirle «pero no se lo coma todo de golpe, eh? hay que tener cuidado con esos kilillos de más».
lo veo casi todos los días que voy a hacer la compra, pero ahora me da un poco de vergüenza incluso decirle «hola». me da la impresión de que está pensando «mira, ahí va el mierdas que me dio un pan horrible». él me sigue saludando amablemente como de costumbre, así que supongo que no me lo tuvo en cuenta.
lo cierto es que nunca había probado el pan sin sal, no sé si todos son igual de asquerosos pero el mío era similar a masticar una manopla de lana.
me gustaría hacer algo para contrarrestar la historia, quizá podría regalarle un chorizo o algo medianamente digno.
sí, Grass Head tiene ya un buen pelambro encima de su cabeza, la cual necesita con cierta urgencia que se lleve a cabo un plan de rediseño capilar. es muy posible que el desenlace se pueda ver aquí durante la próxima semana. me atasca el desagüe de la ducha con tantos brotes verdes indeterminados cada vez que se da una ducha, y eso debe terminar ya.
DAVID dijo, el 28 de julio de 2012 a las 3:12 pm...
Brutal el post Mickii, joder, resulta que en mayo tuve un problema de salud, me encontraba bastante mal y me dijeron que tenía astenia….el médico no tenía ni puta idea ya que en realidad haciendo pesas me jodí algo interno y tenía una rotura de fibras. Me cago en la puta astenia.
Leia dijo, el 5 de noviembre de 2013 a las 2:02 am...
Jajaja, a mí me pasa algo parecido… Siempre que intento «hacer el bien» empiezo con un detallito, pero luego me atacan las sospechas de que el indigente en cuestión se va a pensar que soy una roñosa o yo qué se. A un tío que vendía sus poesías en la puerta de la librería general, le compré todos los fascículos de sus truños. El otro día había una mujer en la puerta del supermercado con un cartel «pido alimentos». Pasé de ella, pero dentro me reconcomía la conciencia. Pensé cogerle arroz y lentejas, y luego pensé que a lo mejor era lo que le daba todo el mundo y estaba hasta el ojaldre de arroz y lentejas. Salí dejando mi carro abandonado para preguntarle qué quería para comer. Borraja. Vale. Pero cómo voy a darle una mierda de borraja a la pobre… Unos calabacines. Y una col. Y judía verde. Patatas. Y algún caprichito, pobre, unos bombones… Total, que al final me tuve que quitar un montón de cosas de mi lista de la compra porque no me llegaban los dineros. No importaba, me fui contenta a casa. Aunque allí me asaltó la duda de si aquella mujer estaría engañando a la gente. Y me sentí la tonta más grande del mundo.
Pero tu anécdota es entrañable, te honra y además seguro que tiene final feliz y la señora se comió sus borrajas y sus bomboncicos mientras explicaba a sus hijos que una persona fabulosa se había quedado sin pasta de dientes y Kinder Bueno para poder comprar dichas borrajas, calabacines y una col.
En cambio el hombre de mi historia se quedó con medio pan horrible que no ofrecerían ni en un hospital especial para personas sin lengua ni ojos ni dedos ni bazo. Y todavía me siento mal por ello…
Hace algunos meses estaba comiendo un plato combinado en un sitio, cuando nos vimos asaltados por una señora rumana con pañuelo en la cabeza que pedía dinero o comida. Le pregunté si quería unas papas bravas, porque mi dinero restante no era excesivo, y me dijo que sí, provocando que el dueño del local me dirigiera la mirada de odio más intensa que jamás he sentido aterrizar en mi cuerpo.
El dueño le puso las papas muy a regañadientes, la señora se sentó, comenzó a rezongar frases en idioma desconocido para mí, no se comía las papas, le preguntamos si las quería meter en unas servilletas para llevárselas, dijo que sí, pero su lenguaje corporal decía que no, seguía comentando cosas raras entre dientes y sin comerse las malditas papas, y al final ya no recuerdo qué ocurrió con ellas y la señora se fue por donde había venido.
El resultado fue que fui odiado simultáneamente por la señora rumana, por la señora Escalón que me acompañaba, por el dueño del bar, y por mí mismo. Y probablemente por las papas también, que creo que se quedaron ahí frías y manoseadas y tristes.
¿No has vuelto a ver al hombre del pan sin sal? Podrías resarcirte haciéndole un bocata de jamón con tomate.
La historia de las papas sería graciosa de no ser porque no concibo cómo alguien puede despreciar unas papas. Es algo que debería estar penado por la ley. Un 10 para ti, no podrías haberle ofrecido manjar más suculento.
Y ya que estamos con halagos, te diré que estoy profundamente emocionada de poder leer un texto entero sin una sola falta de ortografía ni de gramática, con vocabulario selecto, redacción cuidada… ¡Toma jeroma! Eres un «canpeón».
El hombre del pan sin sal ya no se deja ver por la puerta del supermercado, a lo mejor ha emigrado a otro destino en el que le puedan ofrecer pan en condiciones. Ahora hay a veces una mujer, también con bigote, pero ya no me atrevo a hacer nada al respecto porque, con mi buena fortuna en estos casos, seguro que le doy algún alimento al cual sus hijos son intolerantes, y provoco un nuevo drama sin proponérmelo.
Me alegra que valores la redacción y ortografía de esta web! La verdad es que, pese a permitirme algunas licencias como no poner el signo de apertura de exclamación, le doy bastante importancia al tema, y me incomoda mucho ser consciente de que aún tengo alguna falta de ortografía, sobre todo con algunos monosílabos que nunca sé si llevan tilde o no. Nunca seré un canpeón de verdad hasta que domine al 100% el mundo de las tildes!
Jeje, como veo que eres puretas como yo, me voy a permitir el lujo de hacerte una crítica constructiva. Nosotros y nosotras, todos y todas, zaragozanos y zaragozanas… La forma neutra coincide con la masculina, no hace falta ser repetitivo. ¡Que me pone de los nervios y de las nervias!
Notinfades… 🙂
Pues sabes que cuando escribo ese tipo de cosas lo hago a posta, a modo de recurso estilístico? Ha colado? No, en serio, lo hago a propósito buscando la reiteración. La verdad es que no imaginé que a alguien le pusiera de los nervios! 🙂
No te garantizo que pueda prescindir de mi recurso estilístico favorito 😀
Markus dijo, el 29 de abril de 2012 a las 8:34 pm...
jajaja joder, me pasó algo parecido hace poco, con la diferencia de que el mendigo en cuestión me pidió directamente pan y con el agravante de que al partir por la mitad la barra se me calló al suelo y bueno, el momento en el que el cogía el pan del suelo… en fin fue un mal rollo. Yo con una bolsa llena de comida y ese hombre con media barra de pan mal arrancada y recién restregada por el suelo.
La astenia esa no es broma eh.
Responder!
micki responde el 30/4/2012 a las 10:18 am
joder, pues sí, es una anécdota bastante deprimente, pensaba que la mía había sido un caso aislado en la historia de hacer la compra.
la verdad es que, mirándolo en perspectiva, fue bastante insultante darle al pobre hombre medio pan sin sal que no sabía a nada. fue como darle un batido de soja, un yogur natural desnatado y no azucarado, un vaso de agua del grifo, y decirle «pero no se lo coma todo de golpe, eh? hay que tener cuidado con esos kilillos de más».
I’m gonna burn in hell 🙁
Responder!
Starman82 dijo, el 29 de abril de 2012 a las 9:47 pm...
Joder y, ahora, cuando vuelvas a toparte con ese vagabundo, ¿ qué vas a hacer ? ¿ se vengará de ti ? Dios Santo, yo cambiaría de supermercado….
Responder!
micki responde el 30/4/2012 a las 10:13 am
lo veo casi todos los días que voy a hacer la compra, pero ahora me da un poco de vergüenza incluso decirle «hola». me da la impresión de que está pensando «mira, ahí va el mierdas que me dio un pan horrible». él me sigue saludando amablemente como de costumbre, así que supongo que no me lo tuvo en cuenta.
lo cierto es que nunca había probado el pan sin sal, no sé si todos son igual de asquerosos pero el mío era similar a masticar una manopla de lana.
me gustaría hacer algo para contrarrestar la historia, quizá podría regalarle un chorizo o algo medianamente digno.
Responder!
Starman82 dijo, el 7 de mayo de 2012 a las 12:04 am...
Yehhh… ¿ qué tal le va a Grassy Head ? Supongo que ya tendrá una buena pelambrera, ¿no?
Responder!
micki responde el 7/5/2012 a las 12:23 am
sí, Grass Head tiene ya un buen pelambro encima de su cabeza, la cual necesita con cierta urgencia que se lleve a cabo un plan de rediseño capilar. es muy posible que el desenlace se pueda ver aquí durante la próxima semana. me atasca el desagüe de la ducha con tantos brotes verdes indeterminados cada vez que se da una ducha, y eso debe terminar ya.
Responder!
Markus dijo, el 12 de junio de 2012 a las 10:01 am...
El pueblo pide nuevo post!
Responder!
DAVID dijo, el 28 de julio de 2012 a las 3:12 pm...
Brutal el post Mickii, joder, resulta que en mayo tuve un problema de salud, me encontraba bastante mal y me dijeron que tenía astenia….el médico no tenía ni puta idea ya que en realidad haciendo pesas me jodí algo interno y tenía una rotura de fibras. Me cago en la puta astenia.
Responder!
Leia dijo, el 5 de noviembre de 2013 a las 2:02 am...
Jajaja, a mí me pasa algo parecido… Siempre que intento «hacer el bien» empiezo con un detallito, pero luego me atacan las sospechas de que el indigente en cuestión se va a pensar que soy una roñosa o yo qué se. A un tío que vendía sus poesías en la puerta de la librería general, le compré todos los fascículos de sus truños. El otro día había una mujer en la puerta del supermercado con un cartel «pido alimentos». Pasé de ella, pero dentro me reconcomía la conciencia. Pensé cogerle arroz y lentejas, y luego pensé que a lo mejor era lo que le daba todo el mundo y estaba hasta el ojaldre de arroz y lentejas. Salí dejando mi carro abandonado para preguntarle qué quería para comer. Borraja. Vale. Pero cómo voy a darle una mierda de borraja a la pobre… Unos calabacines. Y una col. Y judía verde. Patatas. Y algún caprichito, pobre, unos bombones… Total, que al final me tuve que quitar un montón de cosas de mi lista de la compra porque no me llegaban los dineros. No importaba, me fui contenta a casa. Aunque allí me asaltó la duda de si aquella mujer estaría engañando a la gente. Y me sentí la tonta más grande del mundo.
Responder!
micki responde el 7/11/2013 a las 1:20 pm
Pero tu anécdota es entrañable, te honra y además seguro que tiene final feliz y la señora se comió sus borrajas y sus bomboncicos mientras explicaba a sus hijos que una persona fabulosa se había quedado sin pasta de dientes y Kinder Bueno para poder comprar dichas borrajas, calabacines y una col.
En cambio el hombre de mi historia se quedó con medio pan horrible que no ofrecerían ni en un hospital especial para personas sin lengua ni ojos ni dedos ni bazo. Y todavía me siento mal por ello…
Hace algunos meses estaba comiendo un plato combinado en un sitio, cuando nos vimos asaltados por una señora rumana con pañuelo en la cabeza que pedía dinero o comida. Le pregunté si quería unas papas bravas, porque mi dinero restante no era excesivo, y me dijo que sí, provocando que el dueño del local me dirigiera la mirada de odio más intensa que jamás he sentido aterrizar en mi cuerpo.
El dueño le puso las papas muy a regañadientes, la señora se sentó, comenzó a rezongar frases en idioma desconocido para mí, no se comía las papas, le preguntamos si las quería meter en unas servilletas para llevárselas, dijo que sí, pero su lenguaje corporal decía que no, seguía comentando cosas raras entre dientes y sin comerse las malditas papas, y al final ya no recuerdo qué ocurrió con ellas y la señora se fue por donde había venido.
El resultado fue que fui odiado simultáneamente por la señora rumana, por la señora Escalón que me acompañaba, por el dueño del bar, y por mí mismo. Y probablemente por las papas también, que creo que se quedaron ahí frías y manoseadas y tristes.
Responder!
Leia responde el 8/11/2013 a las 12:57 am
¿No has vuelto a ver al hombre del pan sin sal? Podrías resarcirte haciéndole un bocata de jamón con tomate.
La historia de las papas sería graciosa de no ser porque no concibo cómo alguien puede despreciar unas papas. Es algo que debería estar penado por la ley. Un 10 para ti, no podrías haberle ofrecido manjar más suculento.
Y ya que estamos con halagos, te diré que estoy profundamente emocionada de poder leer un texto entero sin una sola falta de ortografía ni de gramática, con vocabulario selecto, redacción cuidada… ¡Toma jeroma! Eres un «canpeón».
Responder!
micki responde el 13/11/2013 a las 10:32 am
El hombre del pan sin sal ya no se deja ver por la puerta del supermercado, a lo mejor ha emigrado a otro destino en el que le puedan ofrecer pan en condiciones. Ahora hay a veces una mujer, también con bigote, pero ya no me atrevo a hacer nada al respecto porque, con mi buena fortuna en estos casos, seguro que le doy algún alimento al cual sus hijos son intolerantes, y provoco un nuevo drama sin proponérmelo.
Me alegra que valores la redacción y ortografía de esta web! La verdad es que, pese a permitirme algunas licencias como no poner el signo de apertura de exclamación, le doy bastante importancia al tema, y me incomoda mucho ser consciente de que aún tengo alguna falta de ortografía, sobre todo con algunos monosílabos que nunca sé si llevan tilde o no. Nunca seré un canpeón de verdad hasta que domine al 100% el mundo de las tildes!
Responder!
Leia responde el 13/11/2013 a las 4:56 pm
Jeje, como veo que eres puretas como yo, me voy a permitir el lujo de hacerte una crítica constructiva. Nosotros y nosotras, todos y todas, zaragozanos y zaragozanas… La forma neutra coincide con la masculina, no hace falta ser repetitivo. ¡Que me pone de los nervios y de las nervias!
Notinfades… 🙂
Responder!
micki responde el 14/11/2013 a las 1:06 pm
Pues sabes que cuando escribo ese tipo de cosas lo hago a posta, a modo de recurso estilístico? Ha colado? No, en serio, lo hago a propósito buscando la reiteración. La verdad es que no imaginé que a alguien le pusiera de los nervios! 🙂
No te garantizo que pueda prescindir de mi recurso estilístico favorito 😀
PD: No vuelvas más a esta web!
Es broma 😉
Responder!