Habéis notado algo significativamente inusual a lo largo de los últimos días. No, no es el hecho de que estemos en marzo y haga un puto tiempo más digno de las glaciaciones del Mesozoico que de estas semanas pre-primaverales, antaño dulces. Tampoco es la inesperada tendencia que está volviendo a poner de moda el vello púbico. No, pensadlo bien, es otra cosa. Y dejad de pensar en el Mesozoico, YA SÉ que en el Mesozoico no hubo glaciaciones, pero salir de casa y que las legañas se me conviertan en estalagmitas me pone de muy mal humor y hace que hablar sin ningún tipo de rigor de las edades arcaicas de la Tierra me dé igual!
Ahá, efectivamente, la novedad tiene mucho que ver con que ahora mismo podáis estar leyendo esto sin que durante el tiempo de carga de la página os haya crecido tres centímetros el pelo del sobaco. Los rumores eran ciertos, el Escalón Imaginario se aloja ahora en un…

Por fin. Debido a motivos que desconozco, el servidor que hospedaba esta web experimentó un declive de proporciones bíblicas a finales de la pasada primavera de 2010 Anno Domini, traducido en que un 105% del tiempo las páginas no cargaban ni aunque untaras un rosario con miel y lo ofrendaras a Belcebú. Mis desesperados e-mails al servicio técnico, inicialmente recatados e interesándome por el plazo de resolución de los problemas, y paulatinamente cada vez más crispados en los que llegué incluso a amenazar con llevar a la empresa ante los tribunales de Scotland Yard y/o hacer tragar a cada miembro de la plantilla tres litros de leche agria mediante un embudo tenían, en el milagroso caso de obtenerla, una respuesta en forma de incoherente párrafo escrito en una especie de idioma entre gabacho, español, esperanto y magrebí.

Como en el fondo soy una de esas personas comprensivas y sosegadas, esta situación podría haber continuado todavía un tiempo más, al fin y al cabo y por desgracia el hecho de que el Escalón Imaginario no cargue bien no provoca la misma reacción en la sociedad que si un buen día en lugar de Google aparecen fotos de elefantes desnudos, pero desgraciadamente también soy una de esas personas que exteriorizan sus frustraciones al estilo rockstar y lanzando televisores por la ventana. Cuando ya llevaba 12 televisores arrojados al vacío, habiendo dos de ellos aplastado a sendos pobres niños que no tenían ninguna culpa de que la humanidad no pudiera acceder a mis vivencias en Port Aventura, decidí que ya era suficiente. Contacté nada menos que en Dinamarca con ASCIO, los verdaderos propietarios del dominio www.escalonimaginario.com, para que me dieran cierto código de autorización necesario para trasladarlo. Los cuales, por cierto, normalmente no tratan con el cliente final, o sea vuestro humilde servidor, pero debieron hacer una excepción conmigo porque en el correo les incluí un montón de emoticonos con pequeñas caras amarillas llorando. Contraté un nuevo hosting, trasladé todos los archivos, foticos y bases de datos en un alarde de destreza informática que provocó el lanzamiento de tres televisores más y una tostadora oxidada por la ventana, y voilà! El Escalón vuelve a funcionar a velocidad suprema.

Me daba un poco de pena abandonar el servidor que vio nacer al Escalón hace ya casi tres años y medio, y que tantas alegrías me ofreció durante todo ese tiempo. Y sobre todo pereza, porque soy vago. Lo que ya no me daba tanta pena era enviar a mi antiguo servicio técnico varios correos consistentes en la frase «DESEO QUE MUERAS» traducida a veinte idiomas distintos y no obtener ni una miserable respuesta o una discreta disculpa. En realidad no quiero que muera nadie, de hecho me gustaría que tanto vosotros como el servicio técnico vivierais para siempre y sin envejecer, sólo quería una respuesta. ¿ERA MUCHO PEDIR? Yeah.
El Escalón Imaginario ahora llega hasta vosotros desde unos servidores Intel Core Pentium V o VI o incluso VIII a 45.000 kilobaudios por minuto, a través de un sistema de cableado de fibra óptica impermeabilizada y recubierta de materiales ignífugos de una magnitud tal que ni podríais creerlo. Eso significa que voy a seguir tardando dos años en escribir cada nuevo artículo, porque soy vago y eso no lo arregla ni una conexión de 60.000 kilobaudios. Pero, al menos, las páginas irán más rápidas. Dios mío, soy el as del marketing.

Y para terminar, a la espera de fabulosos temas que guardo en la recámara para las próximas semanas, os dejo con un anuncio de diciembre de 1986 que encontré en una revista y acabo de escanear, ya que opino sinceramente que resume perfectamente mis sentimientos hacia el anterior e innombrable servidor de hosting del Escalón. Wow, para la época fue un slogan bastante controvertido, no es así? Recordáis, los más decrépitos del lugar, el revuelo que se montó a raíz de este anuncio, todas aquellas manifestaciones y la dimisión de todos los directivos de marketing de la empresa? Ya, yo tampoco. Además nunca me han gustado las nueces, qué secas.